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Solicitar cita previajueves 09 de octubre de 2014 - 12:39 CEST
Ricardo Melchior recuerda que las energías alternativas pueden aportar el desarrollo en el continente vecino.
El ministro de Universidades, Ciencia e Innovación del Gobierno de Cabo Verde, Antonio Correia e Silva, asegura que la única manera de convertir a los países africanos en naciones desarrolladas es a través del conocimiento y de la ciencia. Por eso, su país ha desarrollado en los últimos años un completo programa de formación que se ha convertido en un referente.
Estas declaraciones tuvieron lugar en la sesión ‘Ciencia y tecnología en el desarrollo africano’ en la que participaron el ex presidente del Cabildo de Tenerife, Ricardo Melchior Navarro; el ex catedrático de Ingeniería Química de la ULL, Sebastián Delgado Díaz y la médico del Servicio Canario de Salud Inmaculada.
El ministro caboverdiano valoró especialmente la labor de centros como la Universidad de La Laguna y agradeció en persona a su rector, Eduardo Doménech, y a los codirectores de Campus ÁFRICA, Basilio Valladares y José Gómez Soliño, su labor de formación a alumnos de su país. Valoró especialmente la parte científica de este encuentro, de la que se benefician una veintena de becarios de Cabo Verde que se están formando en técnicas avanzadas relacionadas con enfermedades tropicales. Eso sí, el ministro remarcó que estos estudios no son para tener un título sino para que entre todos se contribuya al proyecto colectivo”.
El ministro recordó que en los años 60 se llegó a decir en África que la ciencia y la tecnología era algo solo de los europeos. Y también relató que en esa década en Cabo Verde los índices de analfabetismo eran muy grandes. “Por ello, nuestro gobierno se centró en un plan de educación basado en la enseñanza primaria y dejamos para más adelante otros niveles. En los años 80, el 25% de los ingresos del Estado se destinaban a Educación”. Solo dos décadas después, el nivel de estudios primarios de la población sube al 98%, unas cifras muy similares a las europeas.
Tras este proceso, se pusieron los esfuerzos en la enseñanza secundaria hasta que, finalmente, se llegó a la universitaria. Ahora, el gran paso y reto que se han marcado es que estos estudios universitarios sirvan para generar riqueza en el país porque hay muchos científicos africanos pero están trabajando en Estados Unidos o en Europa. La fuga de cerebros es otro problema que tienen que solucionar con infraestructuras. “Tenemos que tener mejores tasas de publicaciones y de resultados en I+D”, explicó Correia y remarcó que “hay un reto inmenso en energía y en el desarrollo del microempresariado”. Insistió en la necesidad de convencer a la ciudadanía caboverdiana de que la I+D no es un gasto, sino una inversión.
Energía para África
Por otra parte, el ex presidente del Cabildo de Tenerife Ricardo Melchior habló de las soluciones energéticas para el desarrollo africano. “El continente africano pasará en unos de una sociedad rural a una sociedad más avanzada con los objetivos y necesidades que otros pueblos con una economía en crecimiento sostenido”, explicó y recordó que “todo esto convierte al continente como un lugar interesante para cualquier economía”.
Con respecto a las políticas de cooperación, reflexionó que “parece que el proteccionismo no es solución a los problemas de la globalización. El progreso surgirá con el lanzamiento de productos competitivos” y que “en estas condiciones, se necesitan muchas cosas, pero hay dos esenciales: disponer de la energía necesaria en calidad y cantidad que no estrangule un desarrollo y estar conectados con el mundo”.
En relación a la parte energética, Melchior recordó que en África “el 67% de la población vive sin electricidad” y relacionó este hecho con la pobreza y la distribución de las enfermedades tropicales. “Las energías renovables podrían ser claves para garantizar a gran escala el acceso a la electricidad en África porque supone un crecimiento económico de una forma sostenible”. Y no hay que olvidar que es el continente que recibe el promedio más alto del mundo de radiación solar.
Como cifra, aportó que África necesita 7.000 MW más para su desarrollo, lo que supone una inversión de 10.500 millones de euros al año. “Esto generaría millones de puestos de trabajo. ¿Por qué no se ha hecho? Porque falta un compromiso político a largo plazo, público y privado, y la falta también de acuerdos trasfronterizos entre países”. En este sentido, recordó que el Cabildo de Tenerife y el ITER han ayudado a electrificar multitud de pueblos en África y en Sudamérica”.
*Nota de prensa y fotografía cedidas.
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