La influencia de las emociones en el proceso emprendedor (II)

martes 30 de junio de 2020 - 09:00 WEST

En el post anterior pudiste comprobar cómo a lo largo del emprendimiento pueden darse una serie de cambios que, si no aprendemos a gestionarlos, van a dificultar que nuestro proyecto alcance el éxito. También hemos visto la importancia que tiene la gestión de la inteligencia emocional en nuestra vida personal y profesional. En esta entrada, te cuento cuáles son algunas de esas emociones que bien utilizadas pueden actuar a nuestro favor.

Seis emociones que sentimos y evitamos:

¿Por qué ante una misma circunstancia dos personas reaccionan de manera totalmente diferente? Los sentimientos que derivan de las emociones son producto de nuestra interpretación de la realidad y no de lo que está ocurriendo.

Miedo. Es una señal positiva, de protección. Sin esta emoción haríamos verdaderas barbaridades sin pensar en las consecuencias. Nos lanzaríamos a un proyecto sin planificar, sin analizar su viabilidad, por ejemplo. Cuando alimentamos esta emoción la convertimos en algo que nos paraliza y no nos permite avanzar. Está relacionada con la falta de recursos para enfrentarnos a la situación nueva. Debemos preguntarnos si realmente es un pensamiento realista el que estamos teniendo.

Incertidumbre. Nos pone alerta para generar respuestas a posibles situaciones futuras. Cuando no sabemos cuál será el resultado podemos llegar a potenciar más miedos, estos a su vez hacen que nos paralicemos, no hacemos nada, o sí, aparece la preocupación y no podemos dejar de darle vueltas a nuestra cabeza. Nos cuesta tomar decisiones porque pensamos que serán determinantes en el resultado y esto, puede llevarnos a actuar impulsivamente y tomar elecciones incorrectas basadas en la necesidad de reaccionar inmediatamente. Es interesante ver las posibles dificultades que podemos encontrarnos para elaborar una ruta alternativa.

Preocupación. Nos puede ayudar a priorizar tareas y anticipar soluciones a algo que puede ocurrir. En exceso, como ya dijimos nos genera ansiedad y entramos en bucle sin llegar a una solución realista o ejecutando acciones desesperadas poco racionales.

Vergüenza. Nos ayuda a regular algunas formas de comportamiento. Cuando la intensificamos puede surgir miedo a la crítica, no me dejo ver y me pongo una armadura para no exponerme y estar protegido. Tomate las opiniones de los demás como aportaciones para tu crecimiento. Nada de lo que hagas es determinante, siempre estarás en continuo aprendizaje y mejora. Atrévete a dejarte ver, puede que te sorprendas. Sucede también con las críticas, pueden ser constructivas o destructivas, en ambos casos se aprende y nos ofrecen la oportunidad de reaccionar y corregir. Sería bueno entender que igualmente no le podremos gustar a todo el mundo.

Fracaso. El miedo al fracaso nos ayuda a intentar hacer las cosas mejor y superar cada vez más nuestros objetivos. Pero no hemos sido educados para perder. Tenemos un concepto muy negativo del fracaso. Cuando algo no sale como esperábamos nos llamamos fracasados. Yo te llamaría valiente. Has intentado algo desde la incertidumbre, sin saber cuál será el resultado y además puedes aprender de ese resultado y seguir mejorando. Debemos entender que cuando nos dicen que no, no es a nosotros, es a nuestro producto. Además, nuestra atención es selectiva. Tenemos la tendencia a poner el foco hacia los eventos negativos y olvidamos fácilmente los logros. Recuerda esta frase “Lo intentaste. Fracasaste. Da igual. Prueba otra vez. Fracasa otra vez. Fracasa mejor”. Samuel Becket, premio Nobel de Literatura.

Soledad. Nos ayuda a tener un espacio para procesar lo que nos va sucediendo. Desde la infancia nos acostumbramos a que nos digan lo que tenemos que hacer. Cuando trabajamos por cuenta ajena nuestro jefe es el que nos da las directrices y además suele haber un equipo con el que compartir impresiones. Pero cuando es tu propia empresa te haces cargo de todos esos papeles sin poder preguntar a nadie. Esto hace que los emprendedores nos podamos llegar a sentir muy solos. Es interesante estar con contacto con otros emprendedores (Networking) que puedan comprender como nos sentimos porque ellos también han pasado o están pasando por la misma situación. No dudes en asistir a cursos o reuniones que te permitan estar en contacto con otros emprendedores, podrás comprobar que sienten lo mismo que tú. Otra buena opción para combatir la soledad es crear grupos de mastermind. Estos grupos suelen ser de entre 3 y 5 personas con diferentes proyectos donde se establecen objetivos a cumplir y se apoyan mutuamente para conseguirlos.

Fortalezas que nos impulsan

La persona emprendedora tiene una serie de características que le permite ser más resiliente (afrontar las dificultades y salir fortalecido de ellas):

Perseverancia. Si algo es necesario en emprendimiento es continuar a pesar de los tropiezos o dificultades. Nunca te saldrá algo a la primera, los grandes proyectos son consecuencia de aprendizajes adquiridos tras haber sido rechazados.

Optimismo. Dicen que la esperanza es lo último que se pierde, pero no sólo de esperanza vive el hombre. Es importante creer en lo que hacemos, pero siempre con una estrategia. El optimista no es el que nunca se viene abajo, es aquel que a pesar de las dificultades es capaz de volver a levantarse.

Aceptación. Cuando las cosas no funcionan no funcionan. Tu proyecto se irá transformando a medida que pase el tiempo y escuches las necesidades de tus clientes y del entorno.

Dinamismo. El movimiento genera resultados. Tomar acción en tu proyecto es lo que hará que puedas ir avanzando y mejorando. Si te quedas en tu zona de confort no cambiará nada.

Cómo transformar mis emociones en palanca

Y te estarás preguntando, pero ¿Cómo puedo empezar a gestionar mis emociones para que no bloqueen mi proyecto o empresa?

1. Enriquece tu vocabulario emocional. Lo que conocemos podemos dominarlo. Es importante saber identificar lo que estoy sintiendo, puesto que cada emoción tiene diferentes funciones. Incluso aquellas que no te gusta sentir te pueden valer para avanzar.
2. Pregúntate para que puede servir eso que sientes. Permítete sentir aquello que venga y acéptalo. ¿Qué me quiere decir mi cuerpo? ¿Es útil? ¿Para qué me sirve?
3. Escúchate y cuestiónate. Cómo nos hablamos, nuestro lenguaje interno determina nuestra realidad. Hemos creado una rutina en nuestros pensamientos. Refútalos, no te creas nada de lo que te dices y comprueba si esa nueva emoción que sientes pueda serte más útil para avanzar.

Lo más probable es que sientas miedo, que escuches las opiniones de tu circulo y dudes, que te escuches a ti mismo y te lleguen inseguridades, pero este viaje se trata de eso, de no vivir la vida de forma indiferente y cómoda, sin cosquillas. Esto va de cambiar la vida de las personas a través de tu producto o servicio. De cumplir poco a poco ese sueño por el que has empezado un camino prescrito tan sólo para valientes. Los límites tan sólo están en tu cabeza.

¡A por ello!

Daida Hernández,
Psicóloga experta en psicología positiva,
Beflowpsicologia. 

¿Difundes?