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Solicitar cita previaviernes 07 de septiembre de 2018 - 11:56 WEST
La constitución de una asociación relacionada con el proyecto de itinerario cultural es uno de los requisitos exigidos por el Consejo de Europa a todas las candidaturas que se presentan para lograr esta distinción, en cuya creación están trabajando en estos momentos las diferentes instituciones implicadas. La sede universitaria de la calle Viana acogió una reunión técnica de este proyecto, organizada por el Cabildo de Tenerife bajo la coordinación de José Juan Cano, en la que participaron una veintena de personas de varias instituciones relacionadas con este proyecto: Turismo de Tenerife; los ayuntamientos de La Orotava, Granadilla de Abona, Vilaflor de Chasna, Los Realejos y Puerto de la Cruz; el Parque Nacional de El Teide; las universidades italianas de La Sapienza y Roma Tre; el Museo Áttje de Cultural Popular Sami (Suecia) y la Universidad de Uppsala, además del Gobierno de Canarias, el Cabildo Insular de Tenerife y la propia Universidad de La Laguna.
Durante la reunión se resumió este proyecto de itinerario cultural articulado en torno al concepto de caminos tradicionales y actividad de trashumancia de ganado, ya sea todavía activa o de carácter histórico. Se centra en tres zonas: en Suecia, en torno a la cultura Sami; en Italia, en la población de Breva de la Campaña Romana; y en Tenerife, en el Camino Real de Chasna.
Ese es el núcleo fundamental de este itinerario cultural, sobre el cual se redactará durante los próximos meses el proyecto definitivo que, finalmente, se presentaría en 2019 ante la Comisión Europea para su posible aprobación. Pero se trata de una iniciativa abierta que podría incorporar más territorios: así, el Gobierno de Canarias lo quiere ampliar a otras islas y, de hecho, Tejeda (Gran Canaria) ya ha manifestado su interés en participar. También se podría abrir a otras rutas de trashumancia de la España peninsular e, incluso, a ciertas áreas de Rumanía en la que esta actividad ganadera también ha tenido importancia.
La designación de un área como Itinerario Cultural Europeo es perfectamente compatible con otras actividades preexistentes porque no supone ningún cambio normativo ni incorpora restricciones de tipo alguno: las prácticas que se desarrollen en esas zonas podrán seguir desempeñándose con normalidad.
Sin embargo, el interés de formar parte de este itinerario es que puede aportar un valor añadido para el territorio. Para empezar, supondría un nuevo recurso turístico con el que enriquecer la oferta local y, además, podría ser un aliciente para la recuperación de oficios y actividades tradicionales en proceso de desaparición, y, en general, un acicate para el desarrollo local.
El primer Itinerario Cultural Europeo reconocido como tal en 1987 fue el Camino de Santiago, y a partir de ahí, se han configurado una treintena más, que incluyen, por citar algunos, la Ruta Mozart, el Camino del Emperador Carlos V, la Ruta de los Vikingos, el Camino del Arte Rupestre Prehistórico, la ruta de los Fenicios, el Itinerario del Legado de Al-Andalus o la Ruta de las Abadías Cistercienses, entre otros.